Odio y más odio.

Odio que la gente me grite.
Odio que la gente me haga callar.
Odio que mi madre me diga que estudie, se estudiar sola.
Odio discutir con mi padre.
Odio que la gente me copie.
Odio que no me dejen hacerme piercings.
Odio que se me vaya la raya de los ojos.
Odio no saber que ponerme.
Odio gastar el dinero y no saber en qué.
Odio que la cámara se quede sin batería.
Odio ser una adolescente a la que los adultos no hacen caso.
Odio que me cambien las cosas de sitio.
Odio que entren en mi habitación sin pedir permiso.
Odio a los hipócritas y a los falsos.
Odio no ser intengramente fiel a mis principios.
Odio que me culpen de cosas que no he hecho.
Odio que me mientan.
Odio mi estatura.
Odio a la gente de derechas.
Odio caerme delante de mucha gente.
Odio a mi profesora de lengua.
Odio que la gente me de la espalda.
Odio aburrirme.
Odio que se metan con mi música.
Odio a los canis.
Odio llorar delante de los demás.
Odio que me despierten.
Odio levantarme temprano.
Odio mi instituto.
Odio no poder ir a los conciertos que me gustaría.
Odio a las pijas de mi colegio divinas de la muerte.
Odio el flamento y el reggeton o como coño se escriba.
Odio ponerme borde con los demás y después arrepentirme.
Odio que me digan que estoy delgada cuando es mentira.
Odio que se me pete el ordenador.
Odio sentirme sola.
Odio ser celíaca.
Odio muchas cosas que en ocasiones son inevitables, y si has llegado hasta aquí, te doy un aplauso.